domingo, 31 de diciembre de 2023

Jenga

Aunque me muero de ganas por hacerlo, no diré que este ha sido uno de los peores años de mi vida. Sé que es mi mal momento actual él que me impulsa a hacerlo.

Digamos que, si divido el año en 3/3. El 1/3 fue bastante bueno. El 2/3 estuvo plagado de errores involuntarios que sigo pagando en este terrible 3/3.

Hasta que todo se torció, disfruté de la estabilidad emocional de la que nunca había gozado.
Disfrutando de comidas y demás buenos ratos con mis amigos. Viendo como evolucionaba el nuevo miembro de la familia. Y también pude tener tiempo de calidad para mi.

Más adelante llegó el verano. Ese eterno verano. El verano que se llevó por delante todo lo conseguido anteriormente.
Durante ese tiempo cometí, básicamente, dos errores de bulto. Primero fue enamorarme de quien no era conveniente. Sobre todo sabiendo que era una empresa abocada al fracaso. y el segundo error fue culparme por ello.
Esas cosas no se eligen. Los sentimientos no son opciones.

Ese periodo de "estado alterado de conciencia", encrucijada e inestabilidad emocional se ha llevado consigo amistades y todo el trabajo y avances hechos tras el infierno de la depresión de hace años.

Creo que todo lo que sucedió en esos meses de verano fue un ejemplo perfecto de como una sola decisión un tanto desacertada puede dar al traste con todo lo que tanto te ha costado construir.

A día de hoy, estoy bastante distanciado de mucha gente debido a la decepción y la desconfianza.
También mi empatía, de la que tanto me enorgullecía, se ha desvanecido. Estoy bastante alejado del género humano.
Generalmente, me siento profundamente triste.

Laboralmente, tampoco un momento especialmente bueno.

Solo la opción de pasar unas buenas navidades con mi sobrino y el resto de mi familia, me hace tener esperanza en que el año acabe tan bien como empezó (O, al menos, que se le parezca).

Feliz año. Nos vemos en 2024.

lunes, 28 de agosto de 2023

Agosto negro

Que acabe ya, por favor. Que termine o que alguien lo pare. Pero quiero poder pasar esta hoja del calendario y que arda.
Este agosto. Maldito agosto. Infausto agosto sin piedad.
Si. Es solo un mes del calendario. Pero, a mi, me están pareciendo decenios.

Si hubo algo que, estadísticamente, podía salir mal, por pequeña que fuera la posibilidad, salió mal.
Si había algo de vida, lo mató.
Si había algo por lo que luchar, la derrota se cernió sobre mí.

Tardes espesas, noches de ansiedad, mañanas muertas.
Ilusión y miedo que jugaban a encontrarse hasta que mamá realidad irrumpió en la habitación.

Necesito frío. Necesito olvido. Imploro septiembre.
La tregua del otoño contra el improductivo verano de 360°.

miércoles, 14 de junio de 2023

Las causas perdidas

Últimamente hay una pregunta que me ronda la cabeza. ¿Por qué nos gustará tanto complicarnos la puta vida?

Por alguna extraña razón nos sentimos tan atraídos por las causas perdidas como hastiados por lo factible.

Puede ser que la falta o ausencia de autoestima nos engañe mostrándonos insignificantes. Un tesoro de simple bisutería por el que nadie perdería un céntimo.
Por el contrario, nos muestra la conquista, la sumisión y hasta la humillación como única vía hacia el corazón de otra persona.

Cuando se cansen de nosotros, seguiremos arrastrándonos suplicando una última oportunidad para hacerlo mejor porque, por supuesto, nos achacaremos la culpa de la ruptura.

Supongo que el paso del tiempo, la experiencia, la confianza o todo a la vez nos enseña a crear las líneas rojas por las que no estás dispuesto a pasar. Lo que quieres y, sobre todo, lo que no quieres. Hasta que, al final, te quedas con quien complemente y mejore tu vida, no quien te cree una necesidad.

viernes, 30 de diciembre de 2022

2022. El oscuro camino hacia el edén

Una vez más, como cada año, llegó el 31 de diciembre. Momento para analizar y hacer balance de como ha ido el año a nivel personal.
Definitivamente, creo que el 2022 no me ha tratado bien. No ha sido justo conmigo.
Tal vez, en años anteriores, por mi pasividad o mi conformismo, me he ganado a pulso el balance positivo a lo largo de los 365 días. Pero esta vez era diferente, le he puesto ganas e ilusión de veras. Sin embargo, ha sido una hostia tras otra.

Se supone que, salud, dinero y amor, son los pilares fundamentales de la vida de cualquier individuo. Bien. Pues, en lo que a mi respecta: Dinero, mal. Amor, fatal. Salud catastrófica.

Este año ha estado marcado por el dolor, sobre todo físico.
Contraje el maldito Coronavirus al poco de iniciar el año y desde entonces no he dejado de sentir dolor y encadené hasta dos bajas laborales seguidas.
Me llegué a sentir prácticamente un inválido.
A día de hoy, aún me sigue sigo dolorido por una Artritis.

Sentimentalmente, creo que ha sido uno de los peores años de mi vida.
Comencé el año tocado tras una gran decepción a finales de 2021. Y acto seguido, un fantasma del pasado regresó a mi vida para volver a ilusionarme y una vez más, como ya hiciera hace años, joderme la vida durante un tiempo.
Quizás por mi momento de vulnerabilidad fue más fácil embaucarme de nuevo.
Durante muchos meses me he culpado por ello. Por dejarme engañar, por caer de nuevo en la trampa hasta que entendí que no era mi culpa el hecho de confiar en la gente, en los propósitos de enmienda y el tener ganas de enamorarme.

Laboralmente tampoco fue muy bien la cosa.
Más allá de firmar un contrato como fijo-discontinuo (Lo que mejora mis condiciones laborales), he trabajado poco y por lo tanto también he cobrado poco. Además siempre lo he hecho martirizado por todos los dolores que antes he mencionado.

2022 era un claro candidato a entrar en el olimpo de "Peores años de mi vida" si no fuera por que un 12 de noviembre, sobre las 17:00 horas aproximadamente, todo cambió por completo.
Ese día. A esa hora nacía Eric González Torrado, mi sobrino, hijo de mi hermana.
En el primer cruce de miradas, de repente, fue como si todos los dolores, ese oscuro pasado que me había jodido durante tanto tiempo y todo el paupérrimo año se desvanecieran y dieran paso a un soleado día de playa.

Desde entonces, laboral y económicamente también han mejorado las cosas y me han aportado tranquilidad.

Los dos últimos meses del año han sido tan buenos como malos fueron los otros 10.
Por tanto, el balance se ha quedado bastante bien.

También creo que todo esto me ha hecho más fuerte.
No haberme abandonado y dejado caer como antaño habla de mi buena evolución y mi madurez a la hora de afrontar las adversidades.


2022 se acaba y yo me quedo con un pequeño tesoro que ha nacido para cambiarnos la vida, con los buenos momentos vividos con mi familia y los divertidos viajes con mis amigos siguiendo a mi Recre.

Al final hasta le voy a dar las gracias a 2022... Pero que se acabe ya, por favor.

¡¡Feliz año 2023 a todos/as!!

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Normal

Me hace mucha gracia esa gente que se cree especial. Se cree, se mira, se siente, se huele, se saborea especial. Aquellos que piensan que el mundo es un regalo que el universo les ha hecho a ellos.
Esas personas, sin embargo, también piensan que el propio universo confabula contra ellas; su particular "Show de Truman". Y es por su condición de mártires que exigen se les conceda lo mejor. 
Entonces ya no les vale cualquier persona, no se conforman con migajas dicen.
Y eso es chocante porque es tan vanidoso como imposible. Todos somos las migajas de otras personas, hasta esa gente que reniega de ello.

Mirad, a los 20 años, aún pueden quedar algunas personas que, socialmente, se pueden interpretar como especiales.
Puede haber aún gente virgen, que aún no hayan tomado ciertas sustancias, gente con ínfulas de artistas multidisciplinares o niños de papá con pasta que ya han hecho varios viajes enigmáticos.

A los 30, vírgenes no quedan ni en los altares, casi todos tenemos un trabajo miserable con el que malvivir y todos, absolutamente todos, tenemos borrones en nuestro cuaderno de bitácora sentimental y hemos sido ese borrón de otras personas.
Todos tenemos frustraciones, errores cometidos, traumas, un carácter  irascible en ocasiones y monstruos en el armario.

Ninguno somos una joyita. Nadie conserva la ropa impoluta. Así que a ver si dejamos ya de exigir para nosotros algo que ni existe, ni merecemos.
sin embargo hay muchas personas buenas, que no perfectas, que parece que es lo que todos queremos para nosotros.

Seguiremos relacionándonos con personas que pensábamos que si pero al final no. Y así una y otra vez hasta que encontremos la persona con la que mejor conectemos. No será perfecto, ni será siempre bonito. Pero es que la vida no es ni perfecta, ni bonita y nosotros menos aún.

Dejad de creer que sois especiales, diferentes al resto. Dejad la vanidad a un lado y encontrareis a gente maravillosa.

martes, 30 de agosto de 2022

El amor de nuestra vida

Todos tenemos un amor que nos marca. El tan mitificado "Amor de nuestra vida". Y eso es inamovible.
Con suerte es la persona con la que estaremos el resto de nuestra vida. Incontables noches de pasión, viajes inolvidables, rutinas que saben siempre especial. Tal vez hasta tengamos descendencia. También nos apoyaremos en momentos de zozobra o enfermedad.
Pero también hay muchas posibilidades de que el "Amor de nuestra vida" no sea el más prolongado en el tiempo, ni el más dichoso. Ni siquiera el que dio mejores frutos.

El que una relación sea o no el "Amor de nuestra vida" lo marca algo más animal, más instintivo. Lo marcan más las sensaciones que las acciones.
La dependencia hacia esa persona, el poner tu ansiedad al límite y el despertar en ti nuevas sensaciones o potenciarlas como nunca harán que el enganche sea terrible.

Luego pasará el tiempo. Cada uno retomará su vida por separado pero ya nada será igual. Desde ese mismo momento la buscarás en cada persona que conozcas. Y fracasarás, claro que fracasarás en esa absurda búsqueda. Porque los demás no son ella, ni te harán sentir como lo hizo ella, muy a tu pesar. Y te frustras. Y te torturas. Y te alejas.

Puede generar ansiedad ver como por tu vida van pasando otras personas. Mejores, peores, con las que tal vez las cosas son más sencillas e incluso con alguna llegues a conectar. Sin embargo, siempre te fallará algo. Fallará el que no es ella, el que tú no te sientes igual con ella.
Eso es lo que extrañas. La extrañas a ella y te extrañas a ti cuando estabas con ella. 

Quizás, algún día encuentres la manera de ser feliz con alguien que te hace feliz, que tú notes que te hace feliz.
Y por fin serás feliz pero en silencio seguirás notando en tu espalda la sombra de aquel gran amor. Del que tú, desde el principio, ya sabías que jamás te ibas a poder desprender.

Hay personas, hasta nosotros mismos, que están destinadas a marcar tu vida y otras a hacerte feliz. Y cuando esas dos funciones coexisten en la misma persona es lo más maravilloso del mundo.

Eterna adolescencia

La adolescencia es una etapa difícil y a la vez trascendental en la vida de cualquier persona.

Eso sucede porque es el tiempo en el que cada individuo, después de haber adquirido las habilidades y conocimientos básicos para la vida durante la niñez, comienza ha asentarse en el mundo. Quizás aún no sabe como quiere que sea su camino, pero empieza a definirlo y a definirse.

Empieza a desarrollar sus gustos musicales, orientación sexual, un círculo de amistades con nexos comunes. Empieza a decidir lo que le gusta y lo que no. Empieza a formar los aspectos más desarrollados de la personalidad.


Tengo treinta años y creo que me he quedado anclado en la etapa que he descrito antes.

No me identifico con ningún estilo musical, no sé que tres cosas me llevaría a una isla desierta. No sé que me tatuaría, ni si me he enamorado o la razón de la última vez que he llorado.

Ni siquiera sé cual es mi lugar favorito del mundo o el momento más feliz de mi vida. No digo que no los tenga, pero no sé cuales son.


El signo de interrogación me persigue cada día, a cada momento que voy.

Convivo tormentosamente con la angustia del que vive al día. Salvando el momento y sin saber que será mañana.

La casilla de descripción de cualquier red social se convierte en un jeroglífico imposible de descifrar para mi.

No sé quien soy, que me gusta, que me emociona o que me encoleriza.

Eso hace que jamás haya tenido una relación que haya penetrado más allá de la epidermis.


En la vida he ido adquiriendo algunos conocimientos pero me salté el proceso de desarrollo.

Conozco nombres, no historias. Conozco gente, no personas.

Sé como me llamo, pero no sé quien soy. Al punto de descubrirme en una conversación imitando la actitud de algún referente residual que aún conservaba en mi subconsciente.

He intentado imponerme la pertenencia ha algún colectivo por aquello del sentimiento de pertenencia, valga la redundancia, pero me ha sido imposible encajar.

He probado distintas aficiones, trabajos, rutinas. Pero al final todo ha acabado en una hoja en blanco arrugada tirada en la hoguera.


En treinta años, lo único que he averiguado de mi es mi nombre, mi altura, color de pelo, de ojos, que no me gusta el calor, que no puedo dormir con silencio absoluto y sobre todo sé a que dos momentos del pasado me transportaría para cambiar el curso de mi hisoria.

Ahora que lo pienso, no está mal todo lo que sé de mi. Al fin y al cabo mi atención esta siempre centrada en no pisar ninguna mina de las que hay en el suelo que vivo.

viernes, 31 de diciembre de 2021

Apocalíptico 2021

 31 de diciembre, día ansiado por muchos ya que eso significa que falta muy poco para que 2021 acabe.

2021, segundo año de pandemia y por ello odiado por todos. Un año más rodeados de restricciones, aislamiento, enfermedad y muerte.

También tuvimos un temporal de nieve como nunca se vio, la erupción de un volcán y algún que otro apocalipsis mundial más.

Lo positivo de este año ha sido básicamente la vacunación masiva y la inmunidad de rebaño conseguida. Esto ha evitado ya muchas muertes.

Eso fue todo, a grandes rasgos, a nivel global.


A nivel personal, este año ha sido extrañamente bueno.

Tuve trabajo, viví nuevas experiencias (Incluso hice aquello que soñé hace años, tirarme por un puente, solo que enganchado a un arnés), conocí gente nueva y reconocí a gente que hasta entonces eran solo conocidos para mi, pasé un verano brutal, uno de mis mejores amigos fue padre, el virus ha respetado a todas las personas que quiero y volví a emocionarme con el fútbol gracias a la 3ª RFEF. Todas estas experiencias también me sirvieron para apartar a gente que no me aportaban nada positivo.

El 2021 también trajo consigo mis 30 años y el vertigo que eso significa. ¿Debería madurar? Y si no lo he conseguido aún, ¿debería preocuparme?


El año hubiera sido cojonudo sin no hubiese tenido un final tan horrendo.

El último mes y medio me dejó bastante tocado. Con una situación laboral complicada, un desengaño personal bastante grande con un par de personas y la peor Navidad de mi vida, lo cual traerá consecuencias.


2021. Un año en el que, lo bueno, ha sido muy bueno, pero lo malo, has sido horrible.

Me gustaría quedarme con lo bueno. Se supone que es eso lo que se debe hacer.


Querría desearos a tod@s un 2022 lleno de felicidad. Y si eso no sucede, espero que no perdáis la esperanza de que esa felicidad llegará.


                                    ¡FELIZ AÑO NUEVO!

lunes, 27 de diciembre de 2021

El amor verdadero

Me da envidia, envidia sana y me provoca verdadera fascinación a partes iguales las historias de amor. Pero las historias de amor de verdad y prolongadas en el tiempo.

Esas que lo soportan todo, hasta el tiempo.


Hoy en día dicen que el romanticismo está pasado de moda y que ahora somos más libres y no hay que etiquetar las relaciones. Pero, ¿desde cuándo es una moda el amor?

Toda excusa es buena para camuflar el miedo que nos da afrontar nuestros sentimientos para con otra persona. Y es normal.


Pensad que todas esas parejas que siguen juntas y enamoradas tantos años han tenido que afrontar momentos de escasez, de conflictos y de pérdidas. Crisis en general. Pero todo eso han sabido combatirlo con apoyo mutuo, transigencia y hasta renunciando en algún momento a sus principios.

Y el amor es el que consigue todo eso. Te hace dejar de pensar como individuo para hacerlo como conjunto.


De verdad, fijaos bien porque merece la pena pararse un momento a observar esa complicidad. Ese tándem perfecto que forman dos personas que se han escogido para hacer juntos el viaje de la vida. Y ese viaje lo hacen juntos al completo, sin saltarse una sola estación. Con lo bueno y lo malo hasta el final.

Eso es lo hermoso.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Confesiones en la penumbra.

Son jodidas las regresiones a pensamientos que creías haberte sacudido pero que siguen ahí, adheridos a la piel. Aferrado a cada poro como el salitre del mar después de un día de playa.
De repente una canción, una situación, el olor en el ambiente o un falso "Deja vu" te introduce en lo más nebuloso de tu ser y te ves abocado a reconocer que sigues encerrado tú solo en una relación fugaz desde hace ya más de dos años. Que, con treinta años, sigues arrastrando complejos desde el instituto. Que, últimamente, has odiado más de lo que has amado o que, por mucho que mientas (incluso a ti mismo), te sigue aterrorizando todo lo que huela a nuevo.

La vida es una putada. Naces entre tus llantos y los gritos de dolor de tu madre. A los pocos instantes de aterrizar en este mundo ya tienes al médico dándote azotes en el culo. Pero eso solo es el principio. A partir de ahí, las hostias, se suceden una tras otra.

Entonces, debes convertirte en un mago. Un ilusionista, con la diferencia de que los trucos debes hacértelos a ti mismo.
Debes hacer de cada varapalo una enseñanza. De cada frustración, borrón y cuenta nueva. Con la aparición de un pensamiento negativo tienes que hacer un gran número de escapismo. Y de cada pérdida, un bello recuerdo.

Admiro a esa gente, de veras. Esos que son capaces de transformar la miseria en esperanza.
Que reciben un palo de la vida y después otro y otro. Van recibiendo cada revés con elegancia, se limpian la sangre de la boca y siguen con paso firme. Si te esfuerzas, eres capaz hasta de ver cierta belleza en su forma de sobrevivir.

Mi presente no es más que fruto de mi improvisación e inmovilismo.
Nunca tuve un plan. Mi único plan fue llegar a tener un plan... y nunca lo conseguí.
No he conseguido esquivar ni un solo obstáculo, de hecho, me los he comido todos. Y ahora soy un amasijo de miedos, traumas y frustraciones que vive al día. Sin un futuro definido, ni un pasado digerido.

Aunque también he de decir una cosa. Durante todos estos años de miseria emocional e inestabilidad mental he aprendido muchos trucos de esos que mencionaba antes.
Hasta he conseguido idear un método con el que evitar que la infección se extienda a otros ambitos de mi personalidad cuando el mal penetre. De hecho, no soy de los que escucha su música favorita o lee un buen libro cuando está pasando un mal momento. No lo hago porque entonces, esos elementos, pasarían a ser repulsivos ante mis ojos. Y no pienso sacrificar mi archipiélago de paz e ingravidez por una tormenta pasajera y así convertirlos en dramas permanentes.
Gracias a todo eso, ahora, consigo amortiguar un poco los impactos y sobre todo, los disimulo mejor.

La vida no es fácil, pero ya nos jode bastante ella como para hacerle nosotros el trabajo.
Complícale el la tarea tú a ella.